miércoles, 22 de febrero de 2012

Horacio Martínez





¿Cómo ha sido mi llamada?

Aunque hoy puedo afirmar que Dios ha estado siempre en mi vida, tengo que reconocer que hubo un momento a partir del cual sentí muy intensamente su presencia en mi vida y la invitación a ser sacerdote. Vivía una etapa de alejamiento de la Iglesia y grandes logros humanos, tenía un comerció informal propio y próspero, y recientemente había recibido mi título de pregrado: era un buen joven. Así pensaba yo y muchos amigos de la familia. Entonces recibí una invitación a encontrarme con Cristo y conmigo mismo, y acepté. Aquello marcó mi vida. Me encontré con un Cristo vivo en personas iguales a mí, que le daban a Él la importancia que merece, y en mi interior, y frente al Sagrario, un deseo inmenso de servirle yo también. Pero no concebía hacerlo desde el sacerdocio, sino que opté por hacerlo desde un apostolado activo, sincero y organizado como el de aquellos hombres que me predicaron con sus vidas.

Comencé por formarme para conocerlo mejor; a orar, ir a Misa y confesarme con frecuencia para mantenerme siempre cerca de Él; y a hacer pequeñas actividades apostólicas para llevarlo a Él a mis prójimos, para que descubrieran aquel tesoro. Al poco tiempo encontré que era feliz sirviéndole y llevándolo a otras gentes y no quería perder esa felicidad. En este momento, cuando ya había experimentado parte de lo que me proponía, estaba mejor preparado para responderle generosamente. Me planteé  seriamente la opción al sacerdocio y con la ayuda de mi director espiritual y párroco ingresé al seminario. Hoy vivo intensamente mi formación, consciente de que es una etapa especial para llenarme de Dios, de su amor y su conocimiento, y configurarme día a día con Cristo Buen Pastor, para realizar, con la ayuda de Espíritu Santo, la obra que Él tenga a bien encomendarme.

Seminarista Horacio Martínez

1 comentario:

  1. Muchas gracias a vosotros seminaristas por haber elegido dedicar vuestra vida a Dios y a los demás. Necesitamos mucha gente como vosotros, tomaros de ejemplo y referencia y recibir la luz de Dios a través de vuestra palabra, vuestras obras y vuestra generosidad diaria con vuestra elección de vida. Os deseo la mayor felicidad en vuestro camino. Gracias de corazón.

    ResponderEliminar