En camino hacia una Meta Santa.
“corred de manera que la consigáis” (1Cor 9, 24)
Fue
una de las frases utilizadas por el papa Benedicto XVI en la homilía
dirigida a los seminaristas durante la JMJ Madrid 2011. Frase que bien
podría aplicarse a todos los fieles tal como lo trato de hacer a
continuación. Tal vez en algún momento parezca enfatizar más en la
vocación sacerdotal por ser este el fruto de un retiro en el cual
profundizábamos en dicha homilía y que luego quise generalizar.

¿Cómo alcanzar entonces esa
Meta Santa? Atletas de la Iglesia somos, y como tales tenemos ejercicios
para estar en forma y continuar hasta el final:
Silencio
interior: necesario para encontrarnos con nosotros mismos, a veces no
nos gusta hacer este ejercicio y es que de antemano sabemos lo que vamos
a encontrar, en otras palabras, nos da miedo descubrir como somos. Pues
veamos el lado positivo: sabremos donde están las partes profundas del
camino, desde la aceptación de nuestra realidad podremos sobrepasarlas,
al menos sabremos a quien y para que pedir ayuda.
Oración
Permanente: nos permitirá un encuentro progresivo con Cristo, ¿qué
mejor ayuda? Sí, el es nuestro cirineo y el único que puede sacarnos de
lo más profundo, de los valles muy oscuros (Sal 23,4), de la charca
fangosa (Sal 40,3). ¿cuánta oración? La necesaria y propia de nuestra
vocación particular: religioso, casado, soltero, sacerdote. No dejemos
pasar un solo día sin dirigir al menos una oración a Dios.
Imitación
de Cristo: ¿Qué por qué de tercero? Bueno, muy sencillo, si no nos
conocemos a nosotros mismos, ni conocemos a Cristo, ¿cómo lo vamos a
imitar? Ciertamente llegados a este ejercicio será conveniente, desde la
imitación del señor, hacer silencio y orar, no como al principio sino
como Él nos enseña con su ejemplo. En el silencio y la oración Jesús
encontró fuerzas para
llegar a la cruz, nosotros sus seguidores también pasaremos por la cruz, y la oración y el mismo nos dará fuerzas.
Constante
Formación: ¿durante el seminario?¿en el cursillo prematrimonial?¿en la
catequesis sacramental? No, no sólo durante estos tiempos, sino
permanente, actualizándonos, profundizando en lo aprendido,
esforzándonos por hacerlo vida y durante toda la vida.
Inserción
en la Pastoral: Como miembros de la Iglesia debemos tener su misma
misión, evangelizar, ayudar a los demás a no quedarse atrás. Recordemos
que no corremos solos, ni debemos llegar a la meta solos ¡que cansados
llegaremos por la prisa y que decepción la de ser descalificados por el
Juez de la Meta!
Obediencia: a los formadores, a los
directores espirituales, a nuestros hermanos y hermanas que dirigen
nuestros grupos de laicos, a nuestros párrocos. En la obediencia
ejercitamos la humildad y prestamos un servicio eficiente que beneficia a
todo el conjunto. Con la obediencia no buscamos aparecer, destacar o
figurar nosotros. Que buen ejercicio contra las suficiencias, ya los
muros de soberbia y vanidad comienzan a derrumbarse y a dejarnos el paso
libre. No quiere decir, sin embargo, hacer las cosas por hacerlas,
porque no es nuestra idea y la nuestra era mejor, sino que debemos
hacerlas lo mejor que podamos de acuerdo con lo requerido, ese es un
servicio agradable a los ojos de Dios.
Con profunda
Alegría: No es lo último que debemos hacer, todo debe ir marcado por el
talante jubiloso, por la alegría de saber hacia que Meta estamos
corriendo: una Meta Santa. El solo hecho de sabernos inscritos en esta
carrera, llamados a participar de ella desde nuestro nacimiento,
inscritos desde nuestro bautismo, es motivo suficiente para correrla con
alegría, pues sabemos que tenemos ayuda y así llegaremos todos, y
celebraremos el triunfo eternamente!