martes, 11 de diciembre de 2012


María Inmaculada.

            Queridos Amigos en la fe:

Me gustaría compartir esta pequeña reflexión con ustedes, sobre María y la pasada celebración de la solemnidad del día de la Inmaculada concepción:

            María es la criatura que después de la Santísima Trinidad, recibe  los mayores honores y glorias. Dentro de la Iglesia recibe Veneración especial, con el nombre de hiperdulía. Por que ha sido a ojos de Dios colmada de bienes. Como anuncia el Ángel Gabriel en la escritura: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres”. El Ángel Gabriel, anuncia su titulo y le ayuda a comprender que ha encontrado Gracia ante Dios. Pues, ella iba a ser la que diese a luz al Salvador.

            ¿Pero que quiere decir que está llena de gracia? Pues, que la Virgen María, poseía un singular estado sobrenatural del alma en comunión con Dios. En ella no había pecado original. Debido a que de ella tenía que nacer Dios. Y de su seno Inmaculado nació el salvador del mundo, para adquirir naturaleza humana.

María, es para todo el pueblo cristiano un ejemplo a seguir. Ella es testimonio de entrega, silencio, servicio, caridad. En María podemos, los cristianos, sobrecogernos por haber mostrado al mundo cómo tenemos que vivir nuestra fe. Con su Si, María nos acogió como pueblo, nos escogió como hijos amados de su Creador, Hijo y Esposo.            

María entregó de sí todo lo que tenía para que nosotros nos desarrollarnos como ese pueblo escogido, esa imagen de Cristo, esa Iglesia de Amor. Y lo único que tenía en ella era el Amor de Dios, y con ese Amor nos quiso ayudar, ofreciéndolo a Dios por nosotros, a través de su vida siempre entregada a Dios. Quiso para sí, la voluntad de Dios. Por que María que era humilde y sencilla, entendía que era pobre en su totalidad ante la grandeza de Dios, y sabía que hasta el Amor que ella poseía era de Dios. María vencía así, al orgullo y a la vana gloria, cuando en su libertad decidió devolver a Dios lo que era suyo, lo que ella necesitaba para vivir, no quedándose para sí nada. Ella se hizo esclava de Dios, y fue entonces cuando Dios la colmo de la libertad, que produjo en ella bienes que sobreponían antes la voluntad de Dios, que las artimañas del mundo y del diablo. Definitivamente, María chafó la cabeza de la serpiente, y la chafó en nombre de la voluntad de Dios, anunciado así desde antiguo en el Génesis Dios mismo. (Gn 3, 14-15)

Por eso, hay que estar alegres a la hora de celebrar esta solemnidad, y de celebrarla por lo más alto. Con orgullo de poder tener una Madre que nos espera siempre con los brazos abiertos. Nunca dejemos de pedirle auxilio, y de darle las gracias. Por que en aquel momento, su primer paso- el Sí- hacia la salvación, nos cambió a todos los hombres, dándonos no solo ejemplo, si no también una pequeña parcela en su inmaculado corazón.

Queramos serte fieles, ¡Oh! siempre Virgen María.   

                                                                                       David Escoin

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