Buen Pastor, Buenas Ovejas

Sin embargo,
la gran mayoría no está en la función de pastor sino de oveja –continuando con
el símil-, por tanto y de acuerdo con el
evangelio de Juan vamos en pos de Él, ya
que dice “las ovejas le siguen, porque conocen su voz”. En la práctica parece
no suceder exactamente así. Entonces es necesario tratar de descubrir que es lo
que está fallando. El Pastor ya ha hecho su parte, ha dado la vida por sus
ovejas y las llama constantemente, ven y
sígueme.
El problema quizá esté entonces en las ovejas. El
evangelista expone una explicación al seguimiento: porque conocen su voz. ¿Pero cómo conocer una voz que la sociedad y
las preocupaciones que nos crea la misma no dejan siquiera escuchar?. Es
necesario un gran esfuerzo, es necesario HACER SILENCIO. Sí, procurar un
espacio de silencio en nuestras vidas, silencio exterior e interior, para
escuchar la voz del Señor y seguirlo, escuchar su voz y conocerlo. Hay más. Este
escuchar, conocer y seguir a Cristo no puede ser un hecho individual y egoísta,
sino compartido y comunitario, una acción del rebaño, de la Iglesia.

Y así se pueden seguir analizando fallos, pero lo más
importante es saber que si nos hemos descubierto perdidos y aislados del
rebaño, más aún, heridos por el enemigo y hasta sin fuerzas para regresar,
pertenecemos al rebaño del BUEN PASTOR, que nos está buscando desesperadamente
pues dijo por boca del profeta “buscaré a la oveja perdida, tornaré a la
descarriada, curare a la herida y confortaré a la enferma”, y si os parece poco, la cosa no termina allí,
sino que nos cogerá sobre sus hombros y lleno de alegría nos reincorporará al
rebaño y hará fiesta por nuestro regreso.
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