sábado, 10 de marzo de 2012

Vocación


“Señor, haz de mí el instrumento de tu paz…” y “Fiat voluntas tua”


Di sí a la llamada del Señor que te llama a hacer su voluntad: que todos los hombres sean salvados. Para que está voluntad divina sea cumplida, Dios necesita a los hombres que se separan de los bienes de este mundo para dedicarse a la acción evangélica y apostólica de la Iglesia.  Actuando así, el hombre acepta de ser el instrumento de Dios para el desarrollo de la paz divina en este mundo sufriendo de las inigualdades sociales, odio entre hermanos, perdida de la fe, perdida del trabajo y desesperación en la vida, crisis social y económica, y todos los hombres podrán descubrir poco a poco su propia identidad que son hijos de Dios al cual deben convertirse para vivir felices eternamente con El en su Reino de amor, de paz, y de plenitud.

Este deseo no puede realizarse sin la ayuda de cada uno de nosotros: he sentido esta llamada y Dios me da cada día su gracia que me ayuda a discernir mí vocación. ¿Cuál es tu contribución a la construcción del Reino de Dios en este mundo? ¿Sabias que hay una vida que merece de ser vivida? ¿Sabias que hay una manera de vivir siempre feliz en una vida el la cual nada te faltará?

Creo que tú has visto mucha gente tener dinero y perderlo. Tú has visto mucha gente tener la belleza física y perderla poco después. Tú has visto mucha gente tener amigos y perderlos poco adelante. Tú has visto mucha gente tener la salud y sufrir de las enfermedades durante toda la vida.

Has visto la gente tener poder y pederlo después. Tu has visto mucha gente tener los bienes de este mundo pero a un momento dado en la historia, han perdido Toto y nada les queda.
Pero hay un bien que no cambia en la historia. Hay un bien supremo que está por encima de todos los bienes de este mundo que se acaba con el tiempo. Hay un bien que no se busca por lo que nos da (como placer, satisfacción física, utilidad), pero por lo que es: este es un Ser supremo, la verdadera Verdad, el Camino, la Vida,  el Amor, el Hijo de Dios, Jesús, Dios. Dios es Dios, dador de vida, dador de la vida eterna, dador de la felicidad, principio y fin de la vida del hombre. El que ha descubierto esta verdad, no le falta nada: vive siempre feliz en su vida sin ningún sufrimiento porque es la finalidad de todo.

Ven y recibe la gracia divina para el discernimiento de tu vocación. Ven y vive con nosotros en el Seminario. Una vida compartida tiene más sentido. En el seminario, tu vida tiene sentido y Dios se te da a conocer mejor y a conocer su amor. Puedes aprender a servirle mejor como sacerdote. Yo he elegido: quiero seguir el camino que llega a la felicidad y veo el seminario como camino que me ayude a discernir mi vocación. Que su voluntad sea hecha ahora y para siempre en todo el mundo. Bienvenido al Seminario.

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