“Señor, haz de mí el instrumento de tu paz…” y “Fiat
voluntas tua”
Di sí a la llamada del Señor que
te llama a hacer su voluntad: que todos los hombres sean salvados. Para que
está voluntad divina sea cumplida, Dios necesita a los hombres que se separan
de los bienes de este mundo para dedicarse a la acción evangélica y apostólica
de la Iglesia. Actuando así, el hombre
acepta de ser el instrumento de Dios para el desarrollo de la paz divina en
este mundo sufriendo de las inigualdades sociales, odio entre hermanos, perdida
de la fe, perdida del trabajo y desesperación en la vida, crisis social y
económica, y todos los hombres podrán descubrir poco a poco su propia identidad
que son hijos de Dios al cual deben convertirse para vivir felices eternamente
con El en su Reino de amor, de paz, y de plenitud.
Este deseo no puede realizarse
sin la ayuda de cada uno de nosotros: he sentido esta llamada y Dios me da cada
día su gracia que me ayuda a discernir mí vocación. ¿Cuál es tu contribución a
la construcción del Reino de Dios en este mundo? ¿Sabias que hay una vida que
merece de ser vivida? ¿Sabias que hay una manera de vivir siempre feliz en una
vida el la cual nada te faltará?
Creo que tú has visto mucha gente
tener dinero y perderlo. Tú has visto mucha gente tener la belleza física y
perderla poco después. Tú has visto mucha gente tener amigos y perderlos poco
adelante. Tú has visto mucha gente tener la salud y sufrir de las enfermedades
durante toda la vida.
Has visto la gente tener poder y
pederlo después. Tu has visto mucha gente tener los bienes de este mundo pero a
un momento dado en la historia, han perdido Toto y nada les queda.
Pero hay un bien que no cambia en
la historia. Hay un bien supremo que está por encima de todos los bienes de
este mundo que se acaba con el tiempo. Hay un bien que no se busca por lo que
nos da (como placer, satisfacción física, utilidad), pero por lo que es: este
es un Ser supremo, la verdadera Verdad, el Camino, la Vida, el Amor, el Hijo de Dios, Jesús, Dios. Dios es
Dios, dador de vida, dador de la vida eterna, dador de la felicidad, principio
y fin de la vida del hombre. El que ha descubierto esta verdad, no le falta
nada: vive siempre feliz en su vida sin ningún sufrimiento porque es la
finalidad de todo.
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